El 8 de Marzo se celebra el día de
LA MUJER TRABAJADORA y, en relación con los actos que se realizan para conmemorarlo,
recogemos en nuestro blog una interesante información obtenida de la Red de
bibliotecas escolares de Córdoba.
Está muy relacionada con la
reflexión que tiene que llevar a cabo la sociedad acerca de la igualdad entre
hombres y mujeres en todas las facetas de nuestra vida. En este objetivo
tenemos que seguir avanzando, pero si la mujer de hoy en día lo tiene complicado,
más difícil fue para las mujeres en épocas pasadas. Tuvieron que luchar por el
derecho a la educación y el derecho a realizar una actividad que les gustase,
como por ejemplo, escribir libros. Por supuesto, en los siglos XV, XVI y XVII,
esta actividad no estaba reconocida por los escritores masculinos del momento.
Pero ellas están ahí y se están realizando estudios para darlas a conocer e incorporarlas
a la Historia de la Literatura.
LA MUJER EN LA LITERATURA DE LOS SIGLOS DE ORO
Precisamente de esto trata la
exposición “El despertar de la escritura femenina en lengua castellana” que se ha inaugurada en la Biblioteca Nacional
de España. En ella se difunden algunas noticias y materiales como la entrevista a Clara
Janés,
comisaria de la exposición, que cuenta numerosas anécdotas sobre la misoginia
de Quevedo y Góngora, por ejemplo, que no soportaban que Cristobalina Fernández
de Alarcón ganara todos los certámenes literarios. Por eso, esta exposición es
una ocasión adecuada, no ya sólo con la perspectiva del Día de la Mujer, sino
para tirar del hilo que permita reescribir la Historia de la Literatura española.
La Biblioteca Nacional de España (Madrid) acoge la exposición
El despertar de la escritura femenina en lengua castellana,
en la que se presentan los retratos y las obras de las primeras
españolas que se atrevieron a tomar la pluma,
desde Santa Teresa de Jesús, a Sor Ángela de la Cruz, Luisa Sigea, Olivia
Sabuco, Sor Marcela de San Félix, María de Zayas...
La escritora Clara Janés, comisaria de
la exposición, recuerda que "las primeras escritoras españolas lo tuvieron
muy difícil para salir adelante, porque vivían en una sociedad machista, pero,
afortunadamente, sus obras han llegado hasta nosotros para que las juzgue la
historia como se merecen".
Florece la literatura
Janés y la directora de la BNE, Gloria
Pérez-Salmerón, han explicado que a lo largo de la visita se ve florecer la
literatura femenina en los conventos, tanto en la prosa (Santa Teresa de Jesús)
como en la poesía (Sor María de la Antigua) o el teatro (Sor Marcela de San
Félix), pero también gracias a mujeres que se presentaban a certámenes
literarios o sumaban sus escritos a libros colectivos realizados con motivo de
homenajes o celebraciones. En este apartado se encuentran pioneras como Isabel
de Villena, Florencia Pinar, Luisa Sigea, María de Zayas, Luisa de Carvajal,
Ana Caro, Olivia Sabuco, Juliana Morella, Isabel Rebeca Correa o Cristobalina
Fernández de Alarcón.
Ya en el siglo XV, explica la
comisaria, algunas escritoras vieron sus textos publicados. "Unas habían
renunciado al mundo, como fue el caso de la abadesa Isabel de Villena, hija
natural del marqués de Villena, que empleó en sus textos el latín y el
valenciano. Otra, Florencia Pinar, vio uno de sus romances recogido por
Hernando del Castillo en su Cancionero General. Por su parte, Luisa
Sigea fue víctima de la impostura literaria, pues Nicolá Chorier firmó con su
nombre un libro de carácter erótico y de mal gusto, titulado La academia de
las damas"
Santa Teresa
De y sobre Santa Teresa, fundadora de los monasterios de monjas y fraile carmelitas descalzos, se pueden contemplar en la exposición de la BNE obras como Camino de perfección, Conceptos del Amor de Dios y la Carta de Santa Teresa de Jesús a doña Isabel Osorio.
Mujer y educación
Sor Juana Inés de la Cruz y María de
Zayas destacaron por su defensa a ultranza de derecho de la mujer a la
educación. La segunda, en el prólogo de su libro Novelas amorosas y
ejemplares (considerado el "Decamerón español") expresa con
cierta ironía su preocupación ante el posible menosprecio de sus escritos por
deberse a una pluma femenina.
Por su parte, cuenta Janés, "Sor
Juana escribía poemas y destacaba por su gran inteligencia. Tras publicar su Carta
Atenagórica fue considerada poco devota por las jerarquías eclesiásticas,
que le llevaron a juicio, y acabó por abjurar, viéndose obligada a abandonar la
vida pública y a no editar sus escritos".
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