lunes, 26 de mayo de 2014

  SEMANA DEL 26 DE MAYO AL 1 DE JUNIO

Esta semana, como se celebra la Feria de Córdoba, queremos dedicarle este poema, que en realidad es prosa poética a todos aquellos que disfrutan y viven la Feria. 

Se trata de un autor de principios del siglo XX, pero algunas realidades pueden resultarnos familiares.

 

 Prosas sobre la Feria por poeta cordobés José María Alvariño Navarro

I

Días de Mayo, alegres, bulliciosos, en que el cielo se extiende sobre la ciudad en un
añil intenso, y el sol cae ardoroso derramado flecos de luz en las mañanas aromadas de
acacias
Córdoba está en fiestas. Sonríen las rosas de sus jardines, sonríen sus hermanas en la
tierra: las mujeres, y sus labios son capullos rojos, sensualmente rojos...
Vemos la extensa pradería invadida de ganado, que serpentea en el fondo entre recodos
oscuros, blancos, cenicientos... Tipos castizos, con el junquillo en la mano, trazan
arabescos en el aire, mientras cierran su tratos...
Y desfilan jinetes en caballos postineros entre el rítmico repiqueteo de elegantes
jaquillas montadas por aristocráticas amazonas coronadas con chambergo cordobés.

                                                                       II

Ambiente calcinado; tardes de toros; aliento de mujeres, movimientos perfumados,
enervantes. En los palcos, la policromía chinesca de los mantones; revuelos de abanicos,
y claveles, entre las peinetas y sobre los senos que adivinamos bajo las sedas, con
temblores ondulantes...
Se impacienta el coso. Imterrumpe la música, y surge al ansiado cortejo de polichinelas
vestidos de oroplata. Brama la fiera: relámpagueos de luces en los trajes dorados, y el
toro se pega a los pliegues de un capotillo sedeño que maneja un estilista entre el
clamor de los aplausos. Miles de pañuelos flamean en el aire, y las flores de
las toilettes femeninas caen a los pies del triunfador.
Después, como un apoteosis de vida, el desfile. La belleza de ellas sonriente, en los
coches abierto, sobre las capotas; los pañuelos de sedosos flecos se ciñen besando la
cintura cimbreante. Homenaje de piropos, el florilegio galante deshoja sus pétalos de
admiración ante la mujer cordobesa...

                                                                          
                                                                        III
Noches de Mayo galanas y con amor. Jardines iluminados donde la arboleda mece su
renacer florido entre la ilusión palpitante de los gallardetes que ostentan en triunfo
la gama -rojo, gualda y morado- de sus estandartes.
Ríe el baile en las típicas casetas. Hay humo de buñuelos y fuegos de verbena en
surtidores de oro; vuelan los columpios con vuelos de risas, y se exhiben al desgaire
las torneadas piernas.
La orquestina del circo preludia un pasodoble; en las ondas del aire el saltimbanqui
ejecuta, fugaz, sus piruetas, y al salto mortal resplandecen las lentejuelas.
En la lámina azul de la noche, como una farola, la luna lunera. Y rasgueos de
guitarras, y ecos de canción añeja.
El nardo en la mata perfuma de sensualidad las noches morenas; entona su sintonía la
Primavera... Juntas transcurren Juventud y Feria.

Mayo 1931
J. Alvariño

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