martes, 10 de junio de 2014

LA DESAPARICIÓN DE LAS MENINAS

 por Bartolomé Borja Navarro Valera de 2º A

Madrid, 13 de mayo a las 9 de la mañana. Museo del Prado.

       Los policías entraron en el museo a buscar pruebas. Todos los cuadros del museo estaban en su sitio excepto uno, el más importante de toda la colección: Las Meninas.


     El mecanismo de seguridad estaba desactivado pero el aparato que lo controlaba se encontraba intacto. Solo un maestro en el arte del robo de obras de arte haría algo así.

      Todos podrían haberlo hecho, pero, ¿quién lo hizo? Solo alguien podría averiguarlo: el famoso detective Arthur Holmes.

     Mientras Madrid se descolocaba, en Londres un hombre normal, de mediana edad y estatura media, abría el buzón como si fuese una mañana como otra cualquiera, cuando se encontró con un sobre que llevaba escrito como remitente:

Ayuntamiento de Madrid. Puerta del Sol, SN.

      Abrió el sobre con su peculiar abrecartas y encontró un mensaje que decía:

 


                Estimado Sr. Holmes:


              Me entristece comunicarle la desaparición de la mayor obra pictórica del Museo del Prado de Madrid, el famoso cuadro ‘’Las Meninas’’.
               De parte del ayuntamiento y de toda nuestra ilustre ciudad, me gustaría pedirle que nos ayudase a encontrar uno de los tesoros nacionales de España. Por favor ayúdenos, puesto que esta pérdida para nuestro país sería muy grave.
                   Mi más cordial saludo y agradecimiento,
   
                                                                              La Alcaldesa de Madrid



           Cogió el teléfono y llamó a su fiel ayudante Elton, el cual aceptó ir a ayudarle. Así que acordaron tomar el avión al día siguiente y marchar hacia Madrid.
          Así lo hicieron, y cuando llegaron a España fueron recibidos por la alcaldesa de Madrid, quien les explicó con todo detalle lo sucedido. Y pusieron rumbo al Museo del Prado.

       Una vez allí examinaron todo el museo, y buscaron pistas sobre la identidad del ladrón. No encontraron nada muy importante, pero se dieron cuenta de algo: bajo el lugar donde estaba colocado exactamente el cuadro desaparecido, había un pájaro hecho de papel, papel negro. Solo había un ladrón que dejase este tipo de señas: el Guante Negro.


          Cogieron un mapa de Madrid, y desde el Museo del Prado trazaron líneas rectas en todos los sentidos, que les llevaban a:

. Puerta del Sol
. Puerta de Alcalá
. Parque del Retiro
. Ronda de Atocha
. Plaza Mayor

          Buscaron en todos estos lugares, pero no encontraron nada relacionado con el ladrón ni con el crimen. También buscaron en edificios emblemáticos de la ciudad de Madrid, pero después de dar tantas vueltas, solo encontraron pistas en uno de ellos: la Real Academia de la Lengua Española. Allí interrogaron a muchas personas para preguntarles si habían visto algo raro últimamente. Nadie había notado nada extraño.
Nadie excepto una mujer que ocupaba el sillón de la Ñ mayúscula, una mujer que había sido anteriormente profesora de Lengua en un instituto de un pueblo llamado Villa del Río. Esta mujer había visto paseando el otro día por el Parque del Retiro a un hombre muy sospechoso.

         Después de agradecerle su labor para ayudarles a resolver el caso, fueron al Retiro para ver si volvían a ver a ese hombre sospechoso que la mujer les había descrito. Y efectivamente en el Paseo de Fernán Núñez. Empezaron a perseguirle, y el sospechoso empezó a sentirse intimidado , Corrieron y el hombre al que perseguían se escondió en el Palacio de Cristal, donde después de una larga persecución lograron atraparle.

         Se llevaron al sospechoso a la comisaría más cercana, para someterle a un interrogatorio. Allí, tras muchas horas de largas preguntas, consiguieron sacarle la información necesaria. 
 
          Resultó que él no era el ladrón, sino que había colaborado con él. Sabía donde estaba el cuadro, y a base de duros chantajes lo dijo. Confesó también quién era el ladrón y dónde se escondía. Y efectivamente, en un apartamento del distrito de Hortaleza estaban el ladrón y el cuadro.



         Apresaron al ladrón y al compinche y devolvieron el cuadro al museo. Y al día siguiente, el Ayuntamiento le concedió un diploma por haber ayudado a la ciudad, mientras que en la celda del ladrón se oía ‘’Volveré…’’


Continuará…

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